El Astillero


Cuando se estudian los documentos que testifican el pasado de Huichapan, es notable la riqueza e importancia que durante los siglos XVII, XVIII y XIX llegó a detentar. Todo parece indicar que, no siendo una región minera, toda su riqueza era producto de la agricultura y la ganadería, es difícil imaginar hoy como Don Manuel González amasó tan grande fortuna en una zona que hoy tiene grandes carencias y presenta tantos riesgos para la agricultura. También es difícil imaginar como un lugar como la hacienda de Cazadero, tan próxima, en los linderos de Querétaro e Hidalgo, fuera durante el virreinato, como su nombre lo indica, un lugar apto para la caza de venados y otras especies.

¿Qué ha pasado desde entonces? Al parecer la explotación desmedida de la riqueza forestal de los cerros de la región, ha puesto en jaque la agricultura y ganadería local.

En el municipio de Huichapan hay un elevado y hermoso valle, que no es otra cosa que una enorme caldera volcánica, una de las más grandes que hay en México, ahí está la hacienda del Astillero que en su nombre hace referencia a su vocación originaria. La comunidad de la Escondida, muy cerca de ahí, tiene aun el recuerdo de que sus abuelos llegaron ahí para talar los encinos que aun había. Al parecer los cerros de Nopala y de Huichapan con su domo volcánico conocido como Hualtepec, fueron ricos en vegetación y fauna y por ende en agua, que manaba en los múltiples –y hoy algunos extintos- manantiales de Huichapan, San José Atlán y Tecozautla.

La recuperación de los bosques de esta región parece algo difícil, pero sin duda es la única manera de asegurar un buen abasto de agua, no solo para la agricultura, sino incluso para el consumo humano, en un futuro no tan lejano.

Hay experiencias de reforestación exitosas (aquí y aquí) pero para su implementación se requiere de la participación de todos. Esperamos de las autoridades municipales y estatales, así como de los ejidatarios y habitantes de ese lugar, sean conscientes de su papel en ello.

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