Cumplidos ya los 250 años del
fallecimiento en Manila de Dn. Manuel Rojo del Río Lafuente, Lubián y Vieyra, hace falta hacer un homenaje a éste ilustrísimo y para muchos, desconocido huichapense.
Manuel Rojo del Río nació un 24 de septiembre de 1708 en Huichapan, su padre fue el capitán don Manuel Rojo del Río y Lafuente, fue un brillante estudiante desde su juventud, optó por la carrera eclesiástica y después de cursar sus estudios en la ciudad de México, se trasladó a la Universidad de Salamanca en España donde obtuvo los grados de doctor en teología, bachiller en leyes y de doctor en sagrados cánones, a su regreso fue canónigo de la Catedral de México. Por sus estudios en leyes formó parte del Tribunal de la Inquisición de la Nueva España desde 1746, en ese mismo año fue nombrado inquisidor ordinario del obispado de León de Nicaragua, así como de las diócesis de Filipinas y Yucatán. Será recordado también por ser el fundador el 29 de enero de 1759 del Real Colegio de Abogados de Nueva España, donde germinaron muchas de las ideas que conducirían a la independencia de México. Nombrado arzobispo de Manila en la ciudad de México, partió rumbo al puerto de Acapulco y en su camino consagró la iglesia de Santa Prisca en Taxco. Ya en Manila fue nombrado también gobernador de las Islas Filipinas, aprendió tagalo y visito parroquias y curatos para conocer su arquidiócesis. Fortifico durante su gobierno las murallas de Manila. Con la declaración de guerra del Reino Unido a España en 1762 mostró sus enormes dotes de gobierno. Falleció el 30 de enero de 1764, su cuerpo está enterrado en la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe de la Catedral de Manila, pero su corazón reposa en el Templo de la Enseñanza de la Ciudad de México.
Manuel Rojo del Río Lafuente Lubián y Vieyra, envió a la Catedral de México desde Manila, como regalo póstumo, el facistol que aún se conserva en el coro de la catedral. De este hombre generoso que vivió y brilló en tres continentes en pleno siglo XVIII queda mucho por investigar. El apellido Rojo pervive hasta nuestros días en su ciudad natal.
1 comentario:
Qué gusto verte de regreso en tu blog, Martxele, ojalá no nos dejes mucho tiempo sin otros textos tan interesantes como el de Manuel Antonio Rojo. No tenía idea del dato del facistol.
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