El simbolismo de la arquitectura en los templos o capillas del Calvario


Por Marcela Zapiain González ©

Existe un tipo de edificios dedicados al culto de la Pasión de Cristo denominados en muchas localidades como capillas o templos del Calvario.
Estos inmuebles se localizan generalmente en las afueras de la población, en la desembocadura de alguna de las principales calles de cada localidad. Suelen encontrarse sobre una elevación natural de terreno. Todo esto no es casualidad.
Juan Plazaola en su libro El Arte Sacro actual explica el sentido que lo Sacro tuvo para las culturas grecolatinas y, de algún modo, se conserva en el cristianismo: La etimología de los términos que designan lo sacro en las culturas antiguas de Occidente sugiere la idea fundamental de separación(1) que también debe entenderse como lo intocable e inviolable.
En este sentido, la localización extramuros de estos inmuebles, cumple con la intención de dar sacralidad al edificio. Además su uso, restringido generalmente a los días de la cuaresma y Semana Santa, lo mantenía “intocable” durante la mayor parte del año.
En este sentido es oportuno citar el testimonio de un escritor del siglo XIX rememorando su infancia:
El Viernes Santo, los oficios no tienen cosa particular. Las gentes recorren desde la madrugada la carrera del via crucis, arrodillándose en cada ermita de las muchas que conducen desde la iglesia hasta el Calvario. Este Calvario, es un cerro empinado y de rampa muy pendiente, que se halla frente a frente de la parroquia y a poca distancia. Un barrio entero de la población esta construido allí y presenta una vista pintoresca con sus casas de tejado y sus huertos sombríos y bellos. En la cumbre hay una capilla humilde, cerrada durante todo el año, pero concurrida en estos días de la Semana Mayor (2)

Respecto a su emplazamiento, el hecho que estos templos sean generalmente el remate de una de las principales calles de cada localidad, expresa importancia de los templos como meta de las procesiones de Semana Santa así como el sentido ascensional de las mismas.
Incluso sugiere el intento de hacer el trazo urbano inspirado en Jerusalén, siguiendo la tendencia barroca de conferir carácter sagrado no solo a los espacios interiores sino también a los exteriores(3). Cabe mencionar que, como consigna Santiago Sebastián, los calvarios surgen en la Edad Media ante la imposibilidad de realizar una peregrinación a Tierra Santa, lo que impone la idea del peregrinaje de sustitución o peregrinación espiritual.
La elevación sobre el terreno donde se localizan sugiere relación con la Montaña sagrada es decir, con el sentido que todos los pueblos y culturas han dado a la cumbre de las montañas como asiento y morada de los dioses. La elevación permite identificar el relieve natural con la cumbre del Gólgota o Calvario que es como se llama al pequeño collado a las afueras de Jerusalén donde fue crucificado Cristo. Dice Santiago Sebastián, citando a Mircea Eliade:
la significación de la montaña es múltiple, por cuanto participa de los simbolismos ascensional y del centro; en tanto que la montaña es alta, vertical, elevada, se aproxima al cielo y participa de la trascendencia; en cuanto centro expresa el simbolismo de la manifestación; ya que en ella tienen lugar numerosas teofanías y es dominio por excelencia de las hierofanías atmosféricas. Por tanto no sólo es punto de encuentro del cielo y la tierra sino la morada de los dioses y el término de la ascensión humana. Ahora interesa destacar la montaña como centro del mundo, pues ese es el papel que cumple el Gólgota para los cristianos: cúspide de una montaña cósmica y espiritual, es el lugar donde fue creado y formado Adán y allí sería crucificado Cristo, el Hijo de Dios. (4)

Este tipo de templos permiten emular –actualizar- la salida de Cristo de la ciudad y la crucifixión en lo alto de un montículo. Permiten revivir así plenamente el drama de la Pasión

Templo del Señor del Calvario, Huichapan, Hgo.

El templo del Señor del Calvario se localiza en la plazuela del Calvario en un emplazamiento ligeramente elevado y es el remate de la actual calle de Francisco I. Madero, una de las más importantes del casco urbano de Huichapan. Antiguamente se encontraba casi fuera de la ciudad, pasando el puente sobre el río y cercano al Campo Santo o cementerio que, cómo se sabe, por razones de higiene fueron sacados de los centros de los poblados. Comparte pues, el rico simbolismo de otros edificios de su tipo, como líneas arriba se explica.

Este templo fue construido con el legado del capitán de infantería Manuel González de León, oriundo de Huichapan, bajo la dirección del maestro de obras Antonio Simón en el año de 1751 terminándose en 1754.
Se trata de un inmueble con planta de cruz latina que cuenta con una bóveda de aristas y bóveda de cañón con lunetos en el presbiterio, cúpula octogonal sobre el crucero. El crucero esta enmarcado entre cuatro pares de pilastras lisas y en cada pilastra, sobre una ménsula hay un ángel, en total ocho. El altar desplanta sobre basamento de tres peldaños. Cuenta con coro de reciente construcción sobre bóveda catalana. La luz entra por siete ventanas octogonales en la nave, mientras que la cúpula cuenta con ocho ocultos octagonales en el tambor. La portada tiene un trabajo de cantería sobria y elegantemente ornamentada. El remate es una espadaña de tres vanos rematada a su vez, por una cruz entre dos almenas.
El retablo es un montículo de piedra donde se encuentra Cristo y los dos ladrones crucificados acompañados por la Virgen, la Magdalena y María de Cleofás, San Juan Evangelista, y dos personajes más, posiblemente Nicodemo y José de Arimatea.

Tanto por su por su localización como por su arquitectura este inmueble es rico en connotaciones simbólicas. La luz, como ya se dijo, entra a la nave por siete ventanas lo que puede ser interpretado como los siete sacramentos que guían e iluminan la vida de los cristianos. La cúpula es octogonal lo que remite a la Mezquita de la Roca confundida desde la época de las Cruzadas, con el templo de la Salmón por localizarse en el mismo emplazamiento.
Los tres vanos de la espadaña hacen referencia al Dios Uno y Trino o Santísima Trinidad lo mismo que los tres escalones que separan el presbiterio de la nave.
Los arcángeles del crucero pueden ser los siete arcángeles y el ángel de la guarda de la localidad o bien, pueden tratarse de ángeles que llevaban en sus manos los diversos instrumentos de la Pasión o las Arma Christi (ahora desaparecidas) y que son acompañantes indefectibles del luto y dolor de la Virgen, a manera de cortejo y son conocidos como ángeles pasionarios.
Finalmente el retablo es una reproducción del Calvario y en última instancia, de la Montaña Sagrada(5).
Santiago Sebastián considera que este tipo de representaciones alcanzan su más notable expresión en el medio portugués, sin embargo, en México, la antigua Nueva España, existen unos pocos exponentes notables, como el caso de los retablos de Atotonilco Guanajuato y este de Huichapan.

(1)Plazaola, Juan. El Arte sacro Actual. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1965, p.4
(2)Altamirano, Ignacio Manuel. Paisajes y leyendas. Alianza Editorial, México, p. 53
(3)Sebastián, Santiago. Contrarreforma y barroco. Alianza Editorial, Madrid, 1981, p. 331
(4)Sebastián, Santiago. op cit. pp.330 y 331
(5)Es necesario establecer la época de factura del retablo, pero incluso en el caso de tratarse de una obra contemporánea el análisis simbólico sobre la obra es el mismo.

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