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Unión de amigos

El actual estado de Hidalgo fue, durante el siglo XIX, uno de los principales productores de pulque, bebida de origen prehispánico que es producto de la fermentación del aguamiel, que se obtiene del maguey. Una de las zonas más prosperas en la producción de esta bebida fueron los llanos de Apan, pero al parecer, en el valle de Huichapan se producía también, tal como lo muestran estas fotos de tlachiqueros.

El pulque fue durante el virreinato y el siglo XIX, la bebida por excelencia para ricos y pobres, jóvenes y viejos, parte integral de las comidas familiares. Pero durante el porfiriato, el creciente gusto por lo europeo así como una campaña bien orquestada, satanizaron el consumo de esta bebida. Esta campaña continúo durante las primeras décadas del siglo XX. A partir de los años veinte, el gobierno intentó erradicar al pulque por "embrutecedor", "antihigiénico" y "causa de degeneración" de la clase trabajadora y la población indígena. Entre los críticos del pulque, se aludía a su viscosidad y olor para tacharlo de "nauseabundo y asqueroso". Durante la presidencia de Lázaro Cárdenas (1934-1940) se organizaron campañas antialcohólicas que tuvieron como objetivo suprimir por completo la ingestión de pulque.

Como alternativa al pulque se propuso beber cerveza, que en esa época no se consideraba del todo alcohólica. Desde la década de los veinte, en las ciudades se anunciaba la cerveza como una "bebida familiar", "rigurosamente higiénica" y "moderna". Además, entre las clases medias, se incitó a tomar cerveza con fines "alimenticios" y "terapéuticos".
Sin embargo hoy se sabe que el pulque es una fuente rica en vitamina C y es un alimento que incrementa la producción de leche en mujeres en periodo de amamantar siendo también un tónico refrescante.
A la larga, la batalla contra el pulque triunfó en las grandes ciudades. En las urbes del país es más fácil conseguir una cerveza que un vaso de pulque. El pulque fue desplazado por la cerveza, del mismo modo que las aguas frescas fueron sustituidas por los refrescos.

En Huichapan existió esta pulquería con el alegre nombre de “Unión de Amigos” que se localizaba a lado de lo que hoy es el mercado. Cabe mencionar que lamentablemente para la edificación del actual mercado municipal, se hizo leña con los sabinos milenarios que rodeaban la antigua alberca o manantial que surtía a la ciudad.

Viejo Sabino o ¿Viejo sabio?


Sí, siempre ha estado ahí. Quién sabe desde cuándo, ni los más viejos pueden recordar siquiera cambio en su apariencia. Cuando eran niños ya estaba ahí, enorme, majestuoso.
Ciertamente los sabinos como él son hitos de la geografía de este municipio tan seco en su mayor parte, incluso dan nombre a dos localidades: Sabina grande y la Sabinita. Pero atendiendo al nombre prehispánico de la pequeña población que lo alberga –Atlán-, es posible saber que lo que abunda ahí es el agua. Los sabinos son los gigantes que anuncian el nacimiento de los manantiales que refrescan a los pobladores de estas tierras.
A esos viejos sabinos, en San José Atlán solo se le conoce por ese nombre, ¿no seria mejor llamarlos viejos sabios? En otros lugares se les llama ahuehuetes, nombre de origen náhuatl que señala también lo que es este venerable personaje: un viejo de agua.
Quien toma el fresco bajo su sombra percibe el aroma suave que desprende, y aunque no lo sepa, puede intuir de sus propiedades relajantes. Algunas mujeres tomaban antiguamente parte de su corteza o sus semillas para hacer infusiones y curaciones. Sus ramas albergan multitud de pájaros y -por qué no- algunos murciélagos. En los días soleados, que son muchos en esta localidad, nada es mejor que su sombra y el rumor de sus hojas y ramas que se mezcla con el del chapoteo del agua.
Quién sabe si sus muchos nudos y ramas despeinadas le libraron de convertirse en buena madera para un mueble o una escultura.
Este sabino es para los turistas un admirable atractivo (con sus más de 30 metros de perímetro), pero para los habitantes de este lugar, es como un viejo entrañable, el abuelito de todos.
Este sabino o ahuehuete se localiza en el centro de la localidad de San José Atlán en el municipio de Huichapan, Hidalgo y pertenece a un parque ecológico donde hay otros sabinos igualmente impresionantes, y donde la población, de un poco más de 2000 habitantes, puede pasear, conversar y nadar en la alberca que alimenta el manantial.
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